Protegiendo al Seguro Social

El Seguro Social refleja lo mejor de los valores de los Estados Unidos. Promete a todos los estadounidenses que si trabajan duro y obedecen la ley, pueden jubilarse y vivir con dignidad. El Seguro Social no es una limosna. Es un beneficio que los estadounidenses se ganan por trabajar y aportarle al sistema.

El Seguro Social ha sido un gran éxito. Hoy en día, aproximadamente uno de cada diez de personas de la tercera edad en Estados Unidos viven en la pobreza. Si no fuera por el Seguro Social, la cifra sería casi el 45 por ciento.

Los opositores del Seguro Social a menudo tratan de crear la impresión de que el programa se encuentra en crisis. Eso simplemente no es verdad. El Fondo Fiduciario del Seguro Social tiene lo suficiente para pagar hasta el último centavo de los beneficios para los próximos veinte años. De hecho, incluso después de ese punto, en el improbable caso de que el Congreso no actúe, el fondo aún acumularía recursos suficientes para pagar alrededor de tres cuartas partes de los beneficios prometidos.

A lo largo de mi carrera en el Congreso, he luchado contra los planes de privatizar o de debilitar al Seguro Social. Seguiré haciendo todo lo que este a mi alcance para apoyar este programa y para protegerlo de aquellos que tratan de destruirlo. El Seguro Social representa un acuerdo entre el gobierno y los estadounidenses que trabajan duro y contribuyen a nuestro país de buena fe, y esta confianza no debe ser violada.

 Salvar el Seguro Social de la Privatización

Desafortunadamente, en lugar de fortalecer al Seguro Social, muchos en Washington se han enfocado en la privatización del programa. Me opongo firmemente a la privatización, que debilitaría a nuestro sistema de Seguro Social. La mayoría de las propuestas de privatización, como la propuesta desarrollada por el Presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara Baja, Paul Ryan, requieren recortes radicales a los beneficios. Estos recortes podrían recortar el 50 por ciento de los beneficios que reciben muchos estadounidenses, y se aplicarían a todas las personas mayores de edad en el futuro, incluso a aquellos quienes no eligen arriesgar sus beneficios en cuentas privadas.

También me preocupa que la privatización pudiera requerir miles de millones de dólares en nueva deuda para financiar las cuentas privadas. Gran parte de este préstamo provendría de países extranjeros como China y Japón, incrementando la dependencia de nuestro país en los acreedores extranjeros. Esta enorme deuda representaría riesgos innecesarios para nuestra economía, amenazaría con frenar el crecimiento económico del país y fomentaría aumentos de impuestos en el futuro.

Algunos han argumentado que las cuentas privadas son una manera de prevenir los problemas de solvencia de largo plazo del Seguro Social. La verdad es que este tipo de cuentas hacen que las cosas empeoren, no que mejoren. Según lo propuesto por el Representante Ryan, estas cuentas podrían vaciar el fidecomiso del Seguro Social, recortando los fondos que necesita el sistema y acelerando la insolvencia del Seguro Social. Esto es lo último que deberíamos hacer.

El Seguro Social nunca ha sido más importante que ahora cuando hay un menor número de trabajadores que tienen la seguridad de un plan de pensiones, y cuando la mayoría de los estadounidenses han sufrido reducciones sustanciales de sus ahorros que los ayudaría durante la jubilación. . Por eso es muy importante que cuando el Congreso considere cualquier legislación relacionada a este tema se trabaje para fortalecer el sistema, no debilitarlo.