En ocasiones, nuestro sistema jurídico no le permite a los jueces aquello para lo cual son elegidos: emitir juicios. Por ejemplo, los tribunales de inmigración, en cuyos casos de deportación no se les permite la consideración del bienestar del hijo del inmigrante, quien usualmente es ciudadano estadounidense.

Tal situación deja a los padres en un gran predicamento: ¿Regresar junto al hijo a la nación que abandonaron buscando una mejor vida o separarse y abandonar a la criatura?

Esta es una situación que ningún padre debería enfrentar. Para el padre es cruel e inhumano que le obliguen a tomar tal decisión y más injusto para el niño, quien goza de todos los derechos de un ciudadano estadounidense. ¿Acaso el que una criatura crezca alejada de su padre y/o madre promueve la libertad y la búsqueda de la felicidad?

He presentado un proyecto, H.R. 1176, titulado ‘Child Citizen Protection Act’ con el fin de reotorgarle a los jueces los poderes discrecionales para tomar aquellas decisiones que afecten a los niños ciudadanos y sus respectivas familias. De esta manera, el juez no se verá obligado a separar familias ni a enviar niños a vivir en naciones extranjeras.

Los grupos antiinmigrantes alegan que mi proyecto permitiría la permanencia de criminales, simplemente porque tienen un hijo nacido en los Estados Unidos. Ciertamente han malinterpretado el punto de mi legislación: el juez aún tendrá el poder para deportar a aquellos que no merezcan permanecer. De modo que un criminal sí sería deportado. Pero aquellos cuyo único “crimen” ha sido venir a los EE.UU. en búsqueda de una mejor vida para ellos y su familia, no serían automáticamente deportados. Quizás esto sea muy indulgente para muchos, pero apoyo el derecho a defenderse de medidas que prohíban que un niño ciudadano aproveche las oportunidades que brinda América.

Sin duda, las historias referentes a esta situación—que incluyen a niños separados de padres forzados a abandonarlos—son conmovedoras.

Todos concuerdan en que el sistema de inmigración está quebrantado. Pero ninguna de estas fracturas es peor que el actual trato a estos niños. Sin duda, las criaturas no deben ser tan severamente castigadas por decisiones tomadas por sus padres.

He impulsado la incorporación de las ideas de este proyecto dentro de una reforma migratoria que sea tomado en consideración por este Congreso. Es de gran importancia que a estos seres tan vulnerables se les ofrezca un trato justo para atenuar la dolorosa etapa del actual “desorden migratorio”.

Cada niño nacido en nuestra nación debe tener la oportunidad de aprovechar todo aquello que la sociedad tenga que ofrecer y la oportunidad de alcanzar el Sueño Americano. Atar las manos de los jueces con leyes estrictas y ninguna flexibilidad obliga a éstos a eliminar toda oportunidad a sus compañeros ciudadanos. Por esto, debemos desatar sus manos.

José E. Serrano representa el distrito 16 de Nueva York en la Cámara de Representantes.

ENGLISH VERSION:

Let Judges be Judges
By Congressman José E. Serrano

Sometimes our justice system does not allow judges to do what they are chosen to do: make judgments. An example of this that greatly bothers me is in the immigration courts. When a judge hears a deportation case, they are not allowed to take into consideration the welfare of the children of the immigrant, who are often citizens.

This leaves the parents in a very difficult situation: do they take their child back to the very nation they left to find a better life or do they separate and leave the child behind?

This is a situation no parent should face. It is inhumane and cruel to force them to make that sort of a decision.

It is more unfair to the child citizen – who by virtue of their birth is guaranteed all the rights due a citizen. Does it help their life, liberty and pursuit of happiness to send them to grow up in another nation?

I have introduced a bill to address this situation directly. My bill, H.R. 1176, the “Child Citizen Protection Act” would restore the judges’ discretionary power to make decisions that affect families and child citizens. It would untie their hands, so they were not forced to split up families and send children to live in a foreign land. In my opinion, this is just common sense and basic decency.

Anti-immigrant groups say that my bill would allow criminals to stay here simply because they have a child who was born here. They have missed the point of the legislation: the judge would still have full power to deport people who do not deserve to stay. A criminal would have to go.

But those whose only ‘crime’ was to come seeking a better life in the for their family would not have to be automatically deported. Perhaps that is too lenient for some—but I say let them defend depriving a child citizen of the opportunities of .

The stories surrounding this issue are heartbreaking. Children separated from their parents. Parents, heartbroken because they are being forced to take their children back to a worse life without opportunity.

Everyone agrees that the immigration system is broken. But nowhere is the breakdown worse than in the current system’s treatment of these child citizens. Surely children should not be punished so severely for the choices of their parents. They bear no blame for those decisions.

I have been pushing to incorporate this bill’s ideas into any comprehensive immigration reform package that this Congress takes up. It is too important that we treat our most vulnerable citizens fairly and compassionately to ignore this painful part of the current immigration mess.

Every child born in our country must be given the opportunity to take advantage of all that our country has to offer and a chance at the American dream. Binding the hands of immigration judges with strict laws and no flexibility forces them to take that chance away from their fellow citizens. We must untie their hands.