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REID DISCUTE LOS VALORES FUNDAMENTALES DE LA POLÍTICA MIGRATORIA

Thursday, June 8, 2006

Washington, D.C.El Líder Demócrata en el Senado Harry Reid hizo el siguiente discurso hoy ante el Desayuno Nacional Hispano de Oración.

A continuación las declaraciones de Reid según preparadas.

El Líder Demócrata del Senador Harry Reid Discurso ante el Desayuno Nacional Hispano de Oración

8 de junio de 2006

En esta mañana quiero comenzar por contarles una historia que conocemos y que se encuentra en Primera de Samuel. Es la historia de David y Goliat.

La escena se lleva a cabo en un valle donde dos grandes ejércitos – los israelitas y filisteos – están preparándose para el inicio de la guerra.

Los protagonistas de esta historia son Goliat el filisteo y David el israelita.

Como nos dice la Biblia, Goliat es un gigante de 9 pies de alto y armado con una espada y un escudo. En los pasados 40 días él ha estado desafiando a cualquier israelita a que se atreva a pelear contra el. Los del lado que pierda se convertirán en esclavos del lado que gane.

David es lo contrario de Goliat. El es un joven pastor de corta estatura que fue enviado a llevarles de comer a sus hermanos pero al llegar al campamento de los israelitas David hizo algo que nadie en el ejército de Saúl se atrevió hacer—se propuso pelear con Goliat.

Lo que es estremecedor es que el joven pastor no quería ninguna armadura. El solo quería unas simples herramientas que tenía en su posesión – un tirador, algunas piedras y su fe firme en Dios.

Es con estas herramientas humildes que David mata al Gigante.

En esta mañana, yo creo que la historia de David nos enseña una lección muy poderosa sobre no tenerle miedo a enfrentarse a situaciones de desafíos en nuestras vidas.

PERO quiero llevar la lección de David a un paso más allá y considerarlo en luz de su descendiente más grande, Jesucristo.

Si David nos enseñó cómo matar a los gigantes – con nuestra fe en Dios…sin miedo…y usando las armas que tenemos – Cristo nos enseñó los gigantes que debemos luchar.

Consideren este verso del Nuevo Testamento, según Mateo, Capitulo 25, versículos 35-36.

“Porque tuve hambre y me distes carne: tuve sed y me distes de beber: fui un extraño y me recibiste en tu hogar:

“Desnudo y me vestiste: estuve enfermo y me visitaste; estuve en prisión y viniste a mí.:

En estos versículos Jesús señala los gigantes que nosotros enfrentamos – el hambre, la enfermedad, el desamparo, la desigualdad e injusticia – y Él nos exige que matemos a estos gigantes, cuando dijo lo siguiente:

“[Como] le hicieron a uno de los más pequeños de estos hermanos míos, me lo hicieron a mi.” [Mateo, 25:40]

Hoy me siento orgulloso de estar en un cuarto lleno de personas como David.

Cada uno de ustedes se ha enfrentado sin miedo a todos los Goliats en sus comunidades – la pobreza, el desamparo, el SIDA – y han luchado por derrotarlos con sus herramientas simples pero mortales – su fe, amor y buenas obras.

En Washington hemos estado luchando contra nuestros propios gigantes y uno en particular que ha sido difícil de derrotar es – el Gigante del Miedo.

En estos últimos meses yo he tenido la oportunidad de reunirme con líderes religiosos sobre el tema de inmigración. Hemos hablado específicamente sobre las diferencias entre la legislación del Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.

En el Senado tenemos un proyecto de ley sobre una reforma integral. No es perfecta pero sí protege a nuestro país y reconoce los valores que los inmigrantes les brindan a nuestras comunidades, al otorgarles un camino hacia una ciudadanía ganada.

La Cámara toma un enfoque muy diferente. La legislación de la Cámara deja a nuestros vecinos afuera… no ofrece oportunidades para una legalización… y convierte en criminales a esas personas - - como ustedes - -quienes le sirven a nuestros hermanos y hermanas, como Cristo.

Solo el tiempo nos dirá si estas diferencias entre la Cámara y el Senado se puedan resolver. En esta mañana, debemos orar por todos los Davids en Washington quienes todavía pueden matar al Gigante del Miedo, ya sean los miembros de la Conferencia actuando con valentía de expresar sus convenciones o ya sea el Presidente usando el poder desde su tribuna y su bolígrafo para un veto.

Los Estados Unidos no deben darles la espalda a los desconocidos en nuestros horizontes y de ninguna manera debemos criminalizar a aquellos que le ofrecen ayuda al prójimo. Esto va en contra de todo lo que Cristo nos enseñó. Es como él ha dicho en el libro de Marcos:

“El que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes”. [Marcos, 10:43]

En esta mañana, estamos unidos por la fe y debemos compartir el llamado a matar los gigantes en nuestro país. Unidos podemos enfrentar los retos de:

- 46 millones sin servicios de salud, incluyendo a 1 de cada 3 hispanos.

- 36 millones que viven en la pobreza.

- El estrés que la humanidad le ha puesto a la Creación de Dios.

- El estrés causado por la guerra y el odio que la humanidad se ha puesto así mismo.

No importa si somos un pastor humilde como David o un rey como Saúl, estos retos deben continuar siendo el objetivo de nuestro tirador.

Con nuestra fe en Dios y nuestro compromiso con las buenas obras, no vamos a fallar.

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